Profesionales del Futuro: ¿Estamos Preparando Bien a las Nuevas Generaciones para la Minería del Mañana? Columna de Opinión: Marcelo Lucero Y, Director Asociación de la Industria Eléctrica-Electrónica de Chile, AIE
La transformación tecnológica que vive la minería chilena no es una visión lejana ni un cambio hipotético. Es una realidad que ya está redefiniendo los perfiles profesionales requeridos en uno de los sectores estratégicos del país. Automatización, digitalización, robotización y operación remota dejaron de ser conceptos del futuro, hoy forman parte del presente en faenas que se supervisan a distancia, desde ciudades lejos de los yacimientos.
Entonces, la pregunta es clara: ¿estamos formando adecuadamente a los técnicos y profesionales que liderarán este nuevo ciclo minero-tecnológico?
Desde la experiencia en educación técnica y superior, vemos que muchos centros formativos han comenzado a integrar contenidos como sensorización, análisis de datos o gestión remota en carreras tradicionales. Sin embargo, persisten brechas relevantes que deben abordarse con urgencia. La educación no puede seguir formando para una industria que ya cambió. Se requiere una reconversión profunda de los programas de estudio, formación docente continua y un vínculo real entre empresas, instituciones educativas y organismos reguladores.
El impacto no es solo técnico. Este cambio también exige nuevas habilidades blandas: adaptabilidad, pensamiento crítico, gestión del cambio y resolución de problemas en entornos digitales o colaborativos. Además, debe abrirse una conversación sobre los impactos sociales del cambio, como la centralización del trabajo remoto, que podría profundizar desigualdades territoriales.
En este contexto, también se hace evidente una realidad que, aunque ha mostrado avances, sigue siendo insuficiente: la inclusión de mujeres en rubros como la minería, históricamente masculinizados. Aunque la tecnología abre nuevas oportunidades para superar barreras físicas y culturales, la participación femenina sigue siendo baja en muchas áreas operativas y de decisión. La tecnología puede ser aliada de la inclusión, pero no transforma por sí sola. Se necesita una estrategia educativa con enfoque de género que incentive vocaciones, abra puertas y acompañe activamente el desarrollo de más mujeres en el sector.
Por otro lado, la oportunidad de desarrollar tecnología minera chilena está más viva que nunca, no podemos depender solo de soluciones importadas, debemos generar innovación desde lo local, con profesionales capaces de crear, adaptar y gestionar tecnología según nuestras propias realidades.
La minería del futuro ya comenzó. La pregunta no es si llegará, sino si estamos formando a quienes la liderarán. Para eso, la educación técnico-profesional debe estar en la vanguardia, no como espectadora, sino como protagonista del país que queremos construir.